Amor: De Orlando hacia el Mundo {Por: Johanne Gonzalez}
Imagen recuperada de: pulse orlando
Por: Johanne González
Estudiante Doctoral
Universidad Carlos Albizu
La
madrugada del domingo 12 de junio de 2016 lamentablemente, será recordada a
través de la historia como una donde 49 seres humanos perdieron la vida y más
de 50 resultaron heridos. Un domingo que
se despierta lleno de dolor, angustia e impotencia, pero que al pasar las horas
brilla la compasión, el apoyo y la solidaridad.
Mucho se comenta sobre el trágico evento, sobre el presunto responsable,
las víctimas, el lugar; en fin, cientos de especulaciones, de opiniones y de
sentimientos nos invaden desde el momento que la noticia abordó las redes
sociales, los titulares de noticias y el mundo entero. Pero, aunque la situación expuso muchos
asuntos tanto de seguridad nacional como de derechos humanos, también nos trae
el momento de enfocarnos en el amor.
Suena
irónico ¿verdad? Pero así es, debemos abarcar y profundizar la discusión de
esta situación a través del amor. Aunque
también es necesario e imprescindible discutir y profundizar en temas como: los
derechos LGBTTQI, las religiones y los asuntos de política pública, hoy quiero
enfocarme en el amor, en el ser humano.
Se han perdido 49 vidas de hombres y mujeres que más allá de su orientación
sexual, eran hijos, hermanos, amigos, vecinos, compañeros, tíos, sobrinos,
parejas… ¡Seres humanos! Miembros de una familia, de un trabajo, de una
universidad, de una comunidad, de un pueblo, de un país, de una nación, del mundo.
Imagen recuperada de: morrisbroadband.net
Esta
tragedia es de Orlando, es de Estados Unidos, es de Puerto Rico, es del mundo,
es de todos aún sin conocernos. Es un dolor que sufre la raza humana y,
por tanto, lo debe sanar la raza humana.
Debe ser sanado con un amor, no tan solo por la ciudad de Orlando, o la
comunidad LGBTTQI, o de sus familiares y amistades, sino que este amor sanador
provenga de todos nosotros, hacia todos nosotros. Sabemos que las etiquetas y los estereotipos están
tan presentes y arraigados a través de todo el mundo que sucesos como estos
también traen debates y conflictos de ideologías, de creencias, de estilos de
vidas, entre otros. Nos hemos
encasillado a mirar a través de ciertos moldes, sin percatarnos que todos
compartimos el origen del molde en sí: la esencia de ser humano. Esa que nos
hace llorar, reír, emocionarnos, soñar y amar.
No importa nuestra cultura, etnia, religión o educación; no existe
diferencia alguna a través del mundo en que los seres humanos no amemos, y es
ese amor el que nos debe mover a través de la vida.
No
busco que se cambien creencias religiosas, estilos de vida, ni tradiciones…
busco que encontremos el valor y la enseñanza mundial que nos ha sido, enseñada
a través de toda la historia humana: el amor.
Amor. Amor por la vida, por el ser humano, por nuestra esencia. Esta tragedia más allá de tomar 49 vidas, tomó
pedazos de vida de sus familias, amigos, parejas, comunidades, países y de
todos nosotros. Pedazos de vida que solo
sanarán gracias al amor. Es nuestro deber brindar y recibir ese amor para poder
sanar. Durante todo el día he “hablado conmigo misma” sobre qué decir, que no
decir. La cara y la cruz de la moneda,
las diferentes religiones, las culturas, los estilos de vida, lo bueno en todo
y aunque podemos entrar en debate sobre todas ellas, mi intención es que estas
palabras expongan al amor como el método de sanación.
Imagen recuperada de: elitedaily.com
Amemos
desde nuestra religión, amemos desde nuestra cultura, amemos desde nuestra
preferencia sexual, amemos desde nuestra educación, amemos desde nuestro nivel
socio-económico, amemos desde nuestra ideología política, desde nuestro país,
desde nuestra nación… amemos desde donde no existen diferencias, amemos desde
nuestro ser, nuestra esencia, nuestra alma.
Citando a Lin-Manuel Miranda: “Amor es amor es amor es amor es amor, y
el amor no se puede matar o echar a un lado”.
No matemos el amor, no lo echemos a un lado por creencias, por culturas,
por simples diferencias, rescatemos el amor en nuestras vidas, en nuestras
comunidades, en nuestro país, en nuestro mundo.
Un mundo que compartimos más allá de toda diferencia, un mundo donde
somos familia, amigos, hermanos, donde todos somos HUMANOS.
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