{Radio Realidad}
"Bienvenidos a
la civilización contemporánea, donde ser quien eres no es conveniente. Recuerda aprender a disfrazarte para poder sobrevivir…”, escuchaba en la radio
mientras me preguntaba lo que quería decir aquella locutora llena de gracia y energía.
El canto desintonizado de mis tripas me recordaba que
faltaban 20 minutos para el mediodía. En mi cubículo solo reflejaban mi destino
dos fotografías de mi familia. 30 años, sin novia, viviendo con mis padres sin
metas a corto o largo plazo y aun así era feliz.
"No hay
forma de que aquella locutora cambie mi manera de pensar", me repetía
varias veces complaciendo mis miedos que enajenaban mi realidad subordinada
ante la estructura ideológico-social del patriarcado actual.
"Recuerda
aprender a disfrazarte...", como si estuvieramos viviendo en un
apocalipsis; aquella mujer era capaz de convencerme de que Halloween era el único día cuando podía ser el adulto que había
aspirado a ser cuando era niño.
"¿Piensas
almorzar?"
"Si. Te
veo en la cafetería en unos minutos."
Por cada paso que daba Carlos en dirección al
elevador, yo aumentaba los decibelios de la radio creando un ambiente hostil y
enajenado de la realidad, o al menos así lo pensaba.
"Recuerden
queridos oyentes, la importancia de la higiene y la salud física. Claro, esto
es si quieren tener sexo con ese compañero o compañera de trabajo que se encuentran
todas las mañanas en el elevador."
La imagen de Dariana se transformaba en un deseo a
medida que me imaginaba su presencia junto a mí en el elevador, bañando de
tensión el sudor en mis manos. El deseo sexual reaparecía a nivel inconsciente,
desorganizando el control sobre mi extremidad; [des]activando [se] en cada
experiencia metafísica y socio-emocional. El deleite de poder imaginar todo lo
que haría una vez controlara cada sonrisa de Dariana (a través de maniobras en
mi cama) reforzaba la erección bajo mi escritorio.
"No
olviden mirarse en el espejo cada amanecer, para que con el resplandor del sol
puedan recordar el reflejo de su belleza o fealdad. Que cada día que pase se
convierta en un deseo para los feos y una realidad para los bellos. Ese es
nuestro deber: poner al proletariado a trabajar para los burócratas,
recordarles que tener dinero es lo más importante en la vida y que las
emociones se definen en función de los débiles. Por último, y no menos
importante, todos(as) los(as) patronos deben realizar la realidad del capitalismo y que explotar cada
segundo de la existencia de sus empleados hasta que no puedan rendir la
plusvalía necesaria es parte de su naturaleza sutil. Es solo de esta manera que podremos lograr una igualdad
justa y necesaria. Les deseamos buen provecho a los que tengan derecho a tener comida,
y mucha suerte a los que mueren de hambre. Gracias por escuchar Radio Realidad."
“Estos
orgasmos diurnos tienen que parar”.
Me limpio, recojo el cubículo y bajo a
almorzar.
Comentarios
Publicar un comentario