Tinta
Se escucha un gemido en la distancia. Parece que la sala
de espera nos recibe con una mezcla de jabón, testosterona y una pizca de sudor.
Esto permite detallar tu experiencia visual. Pronto olerás
la piel quemando y te deleitaras con ese ruido peculiar que sólo la máquina de
tatuar sabe cantar.
Fuiste
clandestino, como el olfato y el calor. Ocultando cada paso, cada dominio de tu
sistema en nuestro ambiente regulado por el tiempo y el espacio.
Siempre me
quisiste dormir y soñar, pero cada sueño conlleva adquirir un nuevo cuerpo y
volar. Lo siento, pero tus alas no son tan largas.Apenas he desarrollado las
mías y ya siento que me caigo por un precipicio profundo, oscuro, interminable
y solitario.
Resisto esta
tentación, porque no quiero que seas yo. Pero tú, tú eres enfermiza. Prefieres no
sentir y sólo pensar, preguntar antes de confiar, saludar antes de abrazar,
robar antes de curar. Siempre tan egoísta, anti-sentimentalista, analfabeta en
el amor.
Y yo…soñando, rompiéndome
y comiéndome mis alas llenas de azúcar y sal. No puedo distinguir lo macabro de
lo real porque quedas tú. La marca infinita.
Resiste. Aguanta. Respira.
Intenta. Racionaliza. Termina.
Tan pecaminosa
como el agua bendita en los calzones de un cura. Tan ansiosa como el mismo
sentimiento que me devolviste al querer amar.
Si diosa fuiste,
diabla serás. Desaparece de la faz de la Tierra, que no te quiero blanca.
Prefiero a este precipicio vacío, profundo, solitario…
…marcando cada poro
en cada segundo que pasa.
Un beso profundo
en el espacio me abre un rostro en la vida. Y prefiero esta herida sangrante a
tu higiene dérmica perfeccionada por una sociedad lucrada de falsas expresiones.
Si comienzo y no
termino, es porque al terminar te abré convencido.
Una marca podría
ser la respuesta a tu actitud discriminatoria.
Eres deforme,
escurridiza y traicionera. Todos te quieren ver, pero nadie te quiere dañar. Y
si me “daño” la piel es porque algún mito habré creado con cada historia, con el
arte que se inflama, con el color y los diseños vitalicios. O si me pinto la
piel, es porque así lo he decidido.
Te compro las gafas
si deseas nublar tu vista, pero vas a observar, mirar, apreciar, degustar y
palpar cada segundo de tinta domada en cada poro de mi piel.
Respira. Calla. Respira.
Piensa. Actúa. Comienza.
Sé que tienes
muchas preguntas, pero no me haces ninguna. Tu cara te traiciona. Tus susurros
te limitan, te hacen humano(a). Yo me convierto en mural; no porque sea fashion, trendy o cool. Yo decido porque puedo. Igual que tú decides comer, bañarte,
tomarte una cerveza, amar, llorar, reír, cagar.
Yo elijo que me
pinten de por vida, porque significa que he dejado correr una tinta diseñada y
dibujada, y al menos, yo estoy dispuesto a aceptarla. Al ver cada diseño
tatuado, recuerdo, añoro, siento, comprendo quien soy, y vuelvo a nacer.
Cada mañana es
bendecida por cada imagen que me visita.
La capacidad
nunca estuvo escrita en la piel, igual que la experiencia jamás podrá ser
contada por un resumé.
Ahora te reto:
Pregunta. Actúa. Inspira.
O sino, mejor,
Calla. Respira. Olvida.
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