¿La verdad? No existe cosa similar.
"Sin la libertad no hay felicidad posible." Ramón Emeterio Betances
Como si fuera ayer en un proceso instantáneo, me convierto, miento. Casi abarrotado por una serie de
emociones que impactan mi ser. Hasta el punto de no volver, porque si regreso no
existe la verdad, y si existo no creo la paz.
La inevitable experiencia de
proceder con la existencia fundamental de la realidad, del que habita y
habitaba en un mundo paralelo porque queremos ser algo más de lo que fuimos en
otro lugar.
Ante los espasmos, los olvidos,
las sinceridades y las promesas, nos crean en exitosas canciones que no
describen completamente nuestras ilusiones, pero bastan con callarnos para
continuar. Con el consumo, con el consenso, con habituar y no faltar el
respeto, con aceptar que fuimos y seremos en algún día humanidad.
¿Porque y por quién? ¿Hasta cuándo
y para qué? Por quien se exhibe sin condiciones, por quien madura sin sus
errores, por quien desea que el cambio sea la perfección de un proceso, por
quien habita y quien se educa, por quienes fueron y quienes luchan, por
aquellos dioses de los deportes, por niños indígenas y nórdicos hombres, por
las mujeres que dieron a luz a diferentes vidas con plenitud, por la humildad
que nos acecha y la honestidad que nunca llega.
Si en realidad fuéramos materia
no existiría la condición de pensar sin alguna razón, pues con sentido o pura
lógica nos defendemos de la transformación. Y aunque sepamos que somos
queridos, entre maleza o entre cobardes, que reine el hambre por querer ser más,
más de lo que eres en este momento.
Comentarios
Publicar un comentario