La década de la discordia
El culo de la discordia
recuperado de Elmundo.es
Llegó la
década de la discordia;
del carpeteo y la persecución tecnológica,
de amenazas político-religiosas.
Década de la distopía: Iglesias-Escuelas,
del amor al capataz, que litiga por sus
pérdidas.
Época de madrigueras, y de frugales
propuestas;
¿qué dirán de los estudiantes y de sus
cabelleras?
Lo mucho que se quejan, y lo poco cooperan.
Sin comprender sus circunstancias,
…sin escuchar sus palabras certeras.
Por encima del pedestal legal,
emergen pederastas marionetas;
esclavos del panorama cameral,
y sus esquemas bayonetas.
En el Senado puertorriqueño, donde la tiranía
reina;
no escuchan sus ciudadanos,
ni
se incluyen sus voces,
ni
se perdonan vidas,
ni
se consideran situaciones adversas.
Su representación, [más que una votación],
silencia al elector,
triunfando por la pena.
Y el que habla se condena;
gozándose las leyes forzadas,
viviendo su vida plena,
aunque mueran por censura,
y se olvide su audiencia.
¡Que se quejen los infieles!
Sin redención por la oración;
se perdona al delincuente,
que confiesa sin cautela,
serpenteando sus pobrezas,
sin colgar por su acción.
Cantan las campanas,
donde el fuego
reina,
quemando
el velo de una idiosincrasia eterna:
amad al enemigo y pagad
vuestras ofrendas
La persecución inicia y persevera…
en la década de la discordia, donde el
yoismo impera.
Sin protestas organizadas,
sin espíritus, sin
banderas.
Pintan
negra nuestra estrella,
censurando
a Bracetti,
ignorando
la colonia,
agonizando
en la apátrida gabela.
¿Hasta cuándo aguantaremos esta teocracia
sistémica?
Donde la
ignorancia impera
y el macharran
condena;
cuando a son de
abusos el valiente espera,
que alguien se
levante, y atienda sus problemas.
Sin ofrecer
nuestros discursos,
ni
escribir con nuestras letras;
la
realidad se pinta del grito cabreado,
en
la inquietud de nuestra estancia perpetua.
Se embrutece nuestro pueblo,
atacando las instancias,
escuchando a monigotes
que corropmen sus
almas.
Y con tanta karma,
bañan sus pecados
en altares blancos;
en contra de la
diversidad,
cerrando nuestras escuelas,
marginando al
educado,
olvidando nuestra historia
caribeña.
Sirvientes del Imperio Católico,
torturadores de conciencias.
Escuchad el mensaje para vuestra Iglesia:
“no sois más que unos hipócritas junto a
una cruz ficticia;
cuando el amor
verdaderamente reine,
serán
ustedes los acechados.”
Y en unión junto a las voces,
De maestros, guías y aliados,
Iluminaremos el camino,
De la cruz que persigue al malvado.
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