Lección #1: Verdades universales [espiritualidad]




[Sirvo de transcriptor

La vida agudiza las situaciones en aquellos momentos inesperados; como la flor que cae de un árbol, el ser que habita dentro de nuestros corazones, tiende a moverse con mayor facilidad a medida que logramos contraer un cambio en nuestra sociedad.

Los puristas dirán, que el orfanato de oyentes ha sido atendido. No hay mayor falsedad. Pues el orfanato social es la principal razón por la cual no existen las oportunidades en este pueblo. Se lucha por la inquietud, por el desánimo y por el desahogo. En momentos de paz, se lucha, para mantener la abundancia de alimentos, la tranquilidad y la ambivalencia de los intereses de aquellos que están en mayor poder. Pero no, no se puede hablar de democracia cuando el partido es el abusador. En la política siempre existe el juego sucio, especialmente cuando se apuesta sangre humana y violaciones de derechos. Por otro lado, en la sociedad existen seres superiores, no en dinero ni en riquezas, sino que en conciencia y en desarrollo espiritual. Es bajo esta ley que fundamentamos nuestra razón para continuar el desarrollo óptimo de seres de luz, aquellos en búsqueda de paz y armonía para una sociedad justa y puramente democrática.

El bien de contraer una unión matrimonial queda justificado a nivel ciudadano, pero injustificado bajo el amor. El amor no es un bien material, mucho menos una unión civil bajo el Estado y mucho menos bajo la Iglesia (sea cual sea). El amor es la mayor razón para vivir en este mundo. No se puede limitar el amor a la exclusividad de aquel que existe entre una pareja; pues la abundancia del amor va más allá de una relación. El amor habita en todos los seres, es la fuente máxima de luz y de energía en este planeta y no conoce negatividades, ni daños, ni rencores, ni egoísmos, ni dolores. El amor es puro y único. Basta con una gota de sabiduría para entender que el amor es parte de todos nosotros(as) y es la única verdad en este reino.

De la pureza del razonamiento podemos mencionar dos cosas: una que tener la razón no invade el conocimiento racional de ningún ser vivo. Y dos, que el ser racional lo es bajo orden y mandato de la ley eterna; pues está bajo un mayor juicio superior el ente que razona, que aquel que no emite luz por su cerebro. Si logramos demostrar que nuestro raciocinio tiene una base más desarrollada que el mismo ser, entonces, pecamos de ser al no comprender la base y fundamento espirito-mental que compone al ser humano.

En la ironía reside el mensaje y la ley de vida. Nuestra misión se armoniza precisamente en la contradicción; entre estos, se encuentran los deberes, los saberes, los caminos y las personas. Cada uno tiene bajo cumplimiento un desarrollo máximo, pero solo es bajo la unión de estos que podemos considerar que existe un nivel superior de comportamientos que nos unen bajo un mismo esfuerzo. Cada misión es diferente y cumple con un propósito: el deber al ser humano. La violación de nuestra misión conlleva repercusiones en esta y otras vidas, pero el karma que conlleva violentar la misión de otras personas es mucho mayor, pues despierta en la conciencia de otros entes razones malignas para acosar y acechar a personas con un buen corazón.

Por último, si el milagro está escrito en piedra, es hora de llevarlo a cabo. No hay límites en relación a la capacidad que tenemos como seres humanos frente a nuestra sociedad. Tememos comprender lo capaces que somos, y más aún enfrentar los miedos que han sido creados por otras personas. Puesto que en nuestra más profundo razonamiento (mente inconsciente) somos seres superiores, capaces de muchísimo más de lo que hemos demostrado. Y esta en nuestro mayor interés, y en el resto de la población, llevar a cabo aquello que sabemos se alinea bajo la ley universal y bajo el razonamiento puro y humano. 

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