Goliat



Todos recreamos espacios para conversaciones imaginarias. Es cuestión de tiempo, y la soledad te cobijará bajo su manto.

“Creamos las máquinas responsables de nuestra decadencia. Nos arriesgamos apoyándonos del progreso, de las industrias innecesarias y explotamos la mano de obra que provee la capacidad para el funcionamiento del Goliat. ¿Cuántos David se levantarán?” – vociferan los revolucionarios.

Estos discursos ya han sido agotados, en las imprentas, en los periódicos, en los famosos blogs. No hay quien escuche tanta bazofia sin cometer fraude de sus propias palabras. Los intentos fallidos nos hablan, pero la perseverancia y la constancia nos llenan. Nos proveen esperanza, no aquella que vende el gobierno, sino la que se empapa de ilusiones que permiten la posibilidad de convertirse en realidad.

“Muy ingenioso su acercamiento. Me parece haber escuchado algo similar de los rebeldes sin causa. Podría usted basar sus fundamentos en retóricas socialistas o en monólogos anti-capitalistas, pero su razonamiento no tendrá auge en este país. Pues me parece presenciar diariamente que la conciencia está atada a la educación, y cada vez menos este pueblo se educa. Prefieren leer los comentarios de sus compañeros en una red creada para desviar la realidad que viven fuera de sus casas. O permanecen inmóviles frente a sus televisores de 50 pulgadas, observando, escuchando, embruteciendo. Las distracciones son muchas y ninguna es ineficaz, pues logra que te conectes al menos una vez al día para verificar tu cuenta de tu red social favorita.” – comentan los críticos.

Usted comprenda que el cambio no se logra necesariamente a través del apoyo como lo es una red social, sino que la red social es una de las herramientas para el cambio. El cambio ocurre luego de que trabajas con tu situación personal. Entonces, de la persona se pasa a la familia, del hogar a las amistades, del trabajo al vecino y del humano a la humanidad. Nada está separado, somos uno y siempre lo hemos sido aunque lo hayamos olvidado.

“Aparenta ser que todos nos hemos distanciado. Que la paz es un mito y la guerra un negocio. Que la vida tiembla en nuestras manos y nuestros espíritus se encierran en nuestros cuerpos maltratados. Que las drogas y el alcohol son el único escape. Y la música y el arte la única verdad. ¿Cuántos han renunciado a sus trabajos sin saber que pasará? ¿Quiénes se atrevieron a dejar sus estudios universitarios para leer lo que no les enseñaban en sus aulas? ¿Por qué dejamos de salir a la calle para compartir con nuestros vecinos? ¿Cuándo nuestra cultura comenzó a ser desprestigiada por los que no tienen dignidad?” –gritan los que estudian la vida.

Nos quedas tu lector(a). Para cuestionar, para no conformarse con la situación actual, para emprender sus mejores ideas y hacerlas realidad, para convertir a otros que han perdido las esperanzas, para idealizarlo todo nuevamente con riendas sueltas a la creatividad. Pues han sido escasos los recursos por demasiados años pero nuestra capacidad de volver a crearlos siempre ha existido. Y seremos aquellos que nunca nos dimos por vencidos. Y sin reconocimientos ni agradecimientos, haremos lo que otros han obviado: luchar por nuestra libertad.


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