Carta al macho puertorriqueño




Se nos prestan estas palabras; rompecabezas entre esquinas con ideas asesinas y nos hace falta conversar.

Igual que un árbol cubierto de hojas secas, las palabras se aprecian entre seres extraños. Porque pensamos que la caída de una hoja nos hace temblar, pero en ese momento reconocemos su delicadeza.

No es el prójimo la causa de la locura pues somos locos, descontrolados difíciles de atar. Desde los antillanos hasta los norteamericanos, todos estamos bendecidos por el descontrol. Su crecimiento permanece estático ante nosotros.

Y se emborrachan de amor, pero son infieles por temor. Y sueñan con un mejor futuro para despertarse sin haber soñado. Si eres puro macho entonces nunca has llorado.

Hasta los niños reconocen el vocabulario del amor. Pero los más machos no demuestran su interior por miedo a ser ridiculizados. Lo callan todo al no expresar sus emociones, jugando al esconder entre botellas de alcohol, drogas y canciones de reggaetón.


                                                                 


Tiendo a ser pesimista ante estos escenarios, pues esto permite asegurarme que esta iniciativa es realmente una forma de contribuir sin un interés adicional. Al igual que se erosiona la tierra luego de un diluvio y caen las piedras por el acantilado, nuestra alma llora y se nubla nuestro juicio al no aceptar lo que somos: humanos.

Tan valientes como una flor en invierno, marchitándonos continuamente y demostramos que en nuestras raíces poseemos la capacidad para robotizar nuestras emociones. El macho golpea sin compasión y oculta con cobardía su hombría y el perdón.

Me cuentan las almas piadosas, que el amor recompensa con paz. La necesidad actual amerita empatía y felicidad cuando se convierte la economía en una maldad. Pero ustedes los abusadores, no valoran la vida pues han olvidado su significado.

El engaño, la traición, la condena y el rencor…aditivos consumidos, vitaminas de dolor.
Y no existe un alma que no esté hambrienta, pues hemos pasado demasiado tiempo sin ser escuchados.



Hay quienes caminamos laborando, mientras otros corremos buscando trabajo. Se izan las banderas y miramos hacia abajo, caminando zombificados sin compartir{nos} con el de al lado. Y nos maltratamos.

No recuerdo cuando fue que olvidamos como conversan los seres humanos. Desconozco si ustedes los machos hablan con las manos porque sus bocas están llenas de pasiones que han sido aprendidas por la falta de educación.

Reconozco la oportunidad que me han otorgado al poder estudiar y reconocer la importancia de la humanidad. Y aunque he visitado las mismas barras que los macharranes, jamás he levantado una mano para causar daño.  




“Both men and women should feel free to be sensitive. Both men and women should feel free to be strong. It is time that we all perceive gender on a spectrum instead of two sets of opposing ideals.”

(Watson, 2014) – Speech at the United Nations (UN) 


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