La solución a la ignorancia



                  "Sin la libertad no hay felicidad posible." - Ramón Emeterio Betances


Me encargo, como de muchas otras cosas, de obtener información de aquello que desconozco. No tiendo a realizar suposiciones sobre temas en los cuales no me haya adentrado con algún artículo y/o mediante la lectura de algún libro. Sin embargo, cometo el error de acusar a quienes no han hecho lo mismo que yo; quienes han utilizado su opinión para establecer por hecho que la verdad sale de las premisas que emiten los seres ignorantes y pensantes. 

Por otro lado, establezco hasta cierto punto que, mi razonamiento para involucrar en este proceso a la muchedumbre no se basa en el mero hecho de apuntar con el dedo a los culpables de nuestros problemas; sino que más bien intento auscultar si tienen las agallas leer cualquier cosa (libro, articulo, revista, comic, critica, blog) que contenga más palabras que un post que vieron en Facebook o un meme que leyeron en su red social preferida. 

Para esto, me inclino por esta invitación como un mero esfuerzo para despertar de algún lugar la curiosidad humana que reside en lo más profundo del pensar. Les invito a cuestionar y no a aceptar las cosas por hechos o verdades simplemente porque lo dijo el experto en [cualquier profesión], porque lo mencionaron en la radio o en la televisión, o tal vez porque lo publicaron en el Wall Street Journal. El cuestionar involucra el tener la valentía de preguntar el porqué de aquello que se ha dado por hecho, aún cuando quien protagoniza el rol de educador posee grandes títulos, múltiples certificaciones y cientos de publicaciones en su historial profesional (o Curriculum Vitae, como le conocen en la Academia). 

Entonces, el cuestionar, conlleva un proceso interno en la persona que emite una pregunta (rompiendo con sus estigmas, prejuicios, limitaciones cognitivas, estándares sociales, aprendizajes, entre muchos otros aspectos personales) al igual que un proceso externo para el educador, en el cual se pone en riesgo la credibilidad, la experiencia y el profesionalismo del receptor. El mero hecho de cuestionar involucra buscar una respuesta a aquello que no ha sido preguntado, y convencer a nadie de que existe una solución y/o una interpretación única sobre el tema que se está conversando. 


[Debo aclarar que, aún bajo un proceso de discusión, se debe mantener el respeto mutuo entre l@s participantes, de manera que se pueda construir un conocimiento mutuo y no meramente entrar en un “toma y dame” entre l@s involucrad@s.]

Ante este escenario, el convencimiento de involucrarse en este proceso debe ser la misma inquietud de poner en duda aquello que es certero. En palabras simples: el cuestionar nos lleva a aprender mucho más, que escuchar y aceptar lo que nos han dicho como si fuera algo cierto. El leer para cuestionar ilumina el proceso de creatividad en el desarrollo de la pregunta, lo cual conlleva a su vez un auto-aprendizaje único.  Esto podría ofrecer mayores oportunidades de empleo y/o auto-empleo al educando, que el mismo proceso de involucrarse económicamente en la obtención de un grado académico. Esto lo menciono conociendo y esperando que alguien me cuestione este ensayo.

            Pues al establecer que cuestionar es importante para adquirir un conocimiento o un aprendizaje sostenible a través del tiempo, no emito meramente un hecho, sino que invito a la discusión a tod@s l@s que piensan que me equivoco.  La razón para presentar el cuestionamiento como una solución para la ignorancia yace no en la acción de preguntar per se, sino que surge de la dinámica de rebuscar información y tener la malicia para distinguir entre aquello que nos embrutece y lo que nos hace formular una pregunta. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La responsabilidad del estudiante de psicología

Entre la locura, la psicopatología y la cordura (o sensatez)

Definición poética: Empatía {Por: Alondra I. del Valle Lago}