Hemos despertado
Imagen recuperada de Humans free
Exploré el mar azul dentro de la cueva de Adam,
Invoque a todos los
espíritus del planeta Júpiter y llegaron con sus poderes universales,
Me hallé poderoso, aliado, eternamente agradecido por el amor
Y luego, exploré la corta vida en este planeta Tierra.
Como en la vida, y al
igual que en la poesía, componemos versos con nuestros pasos.
Será que el cambio ha sido craso al enfocarnos en la búsqueda de la
verdad,
O tal vez, que no ha
importado tanto el encuentro de un fenómeno natural.
Pero sí existen barreras, emocionales y espirituales, para hallar el fin de
nuestra misión.
El que encarne, que se
ocupe de despertar.
Las persecuciones fueron
muchas, dirigidas a aquellos que buscaban una libertad consciente.
Y fueron perseguidos, tanto
el caballero como la dama que exploraba una nueva realidad para su país.
Pero el ejército de la nación norteamericana no tiene dudas; su rifle apunta y dispara,
y no culmina ni calla hasta que logra su cometido.
Me molesta incomodarme por
inconformidades olvidadas por el resto de esta sociedad,
Y me incomoda la
tergiversación de un mensaje con sentido, hablado y escrito,
Ante los que no escuchan
ni leen, aunque entiendan que es necesario educarse.
Ya no pienso en realidades
alternas, ahora discuto cuestiones universales, viajo fuera de
este planeta y aterrizo en
otras verdades.
Siento como sufren los que
continúan remendando su pasado, y los que luchan por el presente,
Los que piensan que el
futuro no tiene ningún tipo de oyente, y que mucho menos que descansa en la esperanza
del que tras la muerte, dejo su legado.
Y al hablar de la muerte,
se tiene que hablar con todas las peculiaridades del alma, espíritu y cuerpo,
Sin dejar atrás el llanto,
el miedo, la violencia, el duelo, y todos aquellos sentires reales y
constantemente en negación.
Si entiende usted que no
he despertado, entonces pregúntese lo siguiente:
¿Hasta cuándo vale la pena estar consciente de que nuestro inconsciente nos ha llamado pero no hemos hecho nada al respecto?
¿Hasta cuándo vale la pena estar consciente de que nuestro inconsciente nos ha llamado pero no hemos hecho nada al respecto?
Hasta nunca. No lo vale.
Si al comprender la
bendita gloria de la Iglesia Católica, usted continúa reafirmando su
decadencia,
Y dejando en las manos de
otro ser humano su decisión y su futuro,
entonces, no vale la pena
orar.
Si el espejo sirve de
reflejo para usted, es inútil preguntar porque no nos vemos con los ojos del
alma.
Persigue usted un
calidoscopio dañado, un par de piernas podridas por el estiércol derramado por
el cántico evangélico, y continúa persiguiendo un continuo desasosiego en
la casa de otro que aún no ha encontrado su llamado.
Se acerca la persecución,
por intereses ajenos y por eventos kármicos.
¡No piense usted cuando culminará tal acto!
Sino que, cuestiónate, por
cuánto tiempo hemos aguantado la tiranía del arraigado, del que ora por su
amigo, pero no se acerca al deambulante, del que otorga un diezmo diario, pero
no perdona al enfermo, al adicto o al abandonado.
Piense usted cuantos años
de persecución hemos sufrido, por la extrema cantidad de desinformación que nos
han educado, y por la falta de una educación alternativa.
Ya es suficiente, ya hemos
recibido el llamado,
y se escuchan los espíritus clamando por su
justicia.
Usted que me lee y se
indigna, que se molesta porque se siente ofendido, porque le he “atacado” su
mayor sentido de creencia religiosa y no entiende como esta demagogia moralista
que ha creído por tantos años pueda estar incorrecta.
Lea, y lea nuevamente,
hasta que sus ojos le permitan comprender todo el daño causado, hasta que su
corazón perdone en amor a todo el discriminado, hasta que pueda comprender usted
que la perspectiva es un asunto humano, y no un asunto de preferencia.
Porque si de algo hablamos
cuando escribimos al unísono, es del valor humano, de la justicia en la Tierra
y del eterno amor que se merecen los desencarnados.
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